Ministro Y Testigo - a podcast by EstudioEn15
from 2019-07-31T07:45:33
Esta semana, llegamos al final del libro de Hechos de los Apóstoles. Estudiamos Hechos 22-28 siguiendo el capítulo titulado "Ministro y Testigo" en el manual “Ven, Sígueme.” En la lectura de esta semana, Pablo es llevado ante varias personas poderosas: Félix, Festo, y el Rey Agripa. Y en cada caso, no le escucharon. En este episodio, analizamos las excusas que cada una de estas personas le dan para no escuchar a este mensajero del Señor, y lo comparamos con algunas de las excusas que a veces nosotros ponemos cuando elegimos no hacer caso a los consejos y advertencias de nuestros líderes.
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Notas:
Spencer J. Condie, "Un Gran Cambio En El Corazón", Conferencia General, Octubre 1993
"Si casi guardamos los mandamientos, casi recibiremos las bendiciones.... Algunos desean mantener una mano en las paredes del templo mientras tocan las “cosas inmundas” del mundo con la otra. Debemos poner las dos manos en el templo y mantenerlas allí si deseamos ser salvos. Una sola mano ni siquiera es casi suficiente."
(Bruce C. Hafen, "La Expiación: Todo por todo", Conferencia General, Abril 2004)
"Mi quinta invitación es que se destaquen; sean diferentes del mundo. Ustedes y yo sabemos que deben ser una luz para el mundo. Por lo tanto, el Señor necesita que luzcan, que hablen, que actúen y se vistan como un verdadero discípulo de Jesucristo. Sí, ustedes están viviendo en el mundo, pero tienen normas muy diferentes del mundo para ayudarles a evitar la mancha del mundo.... ¡Establezcan una norma para el resto del mundo! ¡Alégrense de ser diferentes!"
“¡Escuchen, todos los confines de la tierra! Todos los sacerdotes, todos los pecadores y todos los hombres: ¡Arrepiéntanse! ¡Arrepiéntanse! Obedezcan el Evangelio. Vuélvanse a Dios… Empecemos de nuevo este día y digamos hoy, de todo corazón, que abandonaremos nuestros pecados y seremos justos” (Joseph Smith)
"Hay peligro en la frase “algún día” cuando en realidad significa “hoy no”. “Algún día me arrepentiré”. “Algún día lo perdonaré”. “Algún día hablaré con mi amigo acerca de la Iglesia”. “Algún día comenzaré a pagar el diezmo”. “Algún día regresaré al templo”. “Algún día…”.
En las Escrituras está claro el peligro de postergar. Esto es, que podríamos descubrir que se nos ha acabado el tiempo. Dios, quien nos da cada día como un tesoro, requerirá que le rindamos cuentas. Nosotros lloraremos y Él llorará, si hemos tenido la intención de arrepentirnos y de servirle en los mañanas que nunca llegaron o en los ayeres con los que hemos soñado, cuando ya ha pasado la oportunidad de actuar. El “hoy” es un don preciado de Dios. El pensamiento “Algún día lo haré” puede robarnos las oportunidades que nos da el tiempo y las bendiciones de la eternidad."
(Henry B. Eyring, "Este día", Conferencia General, Abril 2007)
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