El honor - a podcast by Juan Betancur

from 2020-04-30T22:00

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Había una vez un rey que en uno de sus viajes vio una tierra que le gustaría poseer. Cuando llego a su palacio mando a llamar al dueño de la tierra. El dueño era un campesino reconocido por todos como un hombre sabio y noble. Cuando el campesino llego a la presencia del rey, el rey directamente le dijo. 

Tu buen hombre, me han dicho que tienes unas tierras que yo quisiera poseer. Te ofrezco a cambio un terreno donde tu quieras 10 veces más grande a cambio de tus tierras. 

El campesino miró al rey y le dijo. 

Lo siento mucho su majestad pero no puedo cambiarle mis tierras porque estas me fueron heredadas por mi padre y a mi padre se las dejo su padre y a su padre su padre. Durante muchas generaciones estas tierras han permanecido en la familia. 

El rey se enojo y le dijo. 

Como te atreves a decirme que no me cambiaras tu tierra por una tierra 10 veces mas grande. No ves que me estas faltando al respeto. Te recuerdo que yo soy tu rey. 

El campesino miró al rey y le dijo. Yo se reconocer su majestad que me hace un gran favor y que su oferta es tentadora, pero mi honor familiar no me permite hacerlo. Lo siento. 

El rey, aun enojado, le dijo. 

Te recuerdo que como rey he destruido países enteros y mis ejércitos se han apoderado te miles y miles de terrenos cientos de veces tu terreno. Sabes que es la cólera de un rey. 

El campesino parado frente al rey le dijo. 

No se su majestad 

El rey le dijo. La cólera de un rey -Son millones de cadáveres y a sangre corriendo por mil leguas a la redonda como un rio y  miles de personas llorando la muerte de un ser querido 

El campesino, miro al rey y le pregunto . Sabe usted mi rey que es la cólera de un campesino de honor

-¿La cólera de un campesino de honor? Es perder su dignidad y marchar descalzo golpeando el suelo con la cabeza.

-No -dijo el campesino- esa es la cólera de un hombre mediocre, no la de un hombre de honor. Cuando un hombre de honor se ve obligado a encolerizarse, solo habrá dos cadáveres y la sangre correra cinco pasos. Y, sin embargo, un reino entero se vestirá de luto y un reino entero llorara la muerte de un rey. 

Hoy es ese día.

Y se levantó, desenvainando la espada, mientras sus guardias apenas comenzaban a acercarse.

El Rey se enpalidecio y saludando  humildemente y dijo:

-Maestro, vuelve a sentarte. He comprendido que es el honor. 

 

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