El Judio Errante en Tunja (leyenda) - a podcast by Juan Betancur

from 2022-02-24T11:00

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Había una vez en la ciudad Colombiana de Tunja a mediados del siglo XVI,  un sacerdote llamado Padre Luis, El Padre Luis, era considerado un rebelde y durante años había cerca de ser considerado un Apostata, ya que no creía en las practicas religiosas, especialmente en la Semana Santa. 

 

El padre Luis había sido reprendido por la congregación de los Dominicos y cuando llego la semana santa no le fue permitido participar de las ceremonias propias de la semana grande. 

 

Aquel viernes santo, todos los habitantes de Tunja, se encontraban reunidos en las callejuelas de la población para rendir tributo a el calvario de Cristo. Todos excepto el padre Luis, quien se encontraba en el claustro de los dominicos. . 

 

Eran las 3 de la tarde cuando un el padre sintió que un hombre entro en su habitación. La figura venia vestido de manera extraña diferente a las prendas que se usarían en una ciudad tan fría como Tunja y acompañado solamente por un sombrero y un largo cayado que le servía de apoyo.

 

El padre Luis vio que aquel hombre de mirada cansada lo miraba fijamente mientras recorría rápidamente de lado a lado la habitación. 

 

Luego de unos breves momentos lo oyó decir. Eres tu el padre que no reconoce el martirio de Cristo...

 

Ciertamente …. Contesto el Padre Luis. 

 

De inmediato el hombre, siempre caminando le dijo. 

 

Pues mi nombre es Ahasverus y yo te voy a contar mi historia. 

 

Cuando Cristo caminaba durante el calvario por las calles de Jerusalén, yo vivía allí y era un carpintero que estaba parado en la puerta de mi taller viéndolo pasar. De pronto aquel Jesús, que llevaba a cuestas una cruz se me acerco y me pidió un poco de agua. Yo desgraciado simplemente me negué a ayudarlo y simplemente le dije. 

 

Anda Camina, sal cuanto antes … porque te detienes.  

 

El cristo me miro y me dijo. 

 

Yo descansare luego, pero tu andarás sin cesar hasta que yo vuelva, Hasta el fin de los tiempos. 

 

Y allí empezó mi penuria. Desde esas épocas he estado vagando por el mundo entero, sin comer o beber y mi castigo no me permite  parar de caminar y nunca podre morir. Si trato de detenerme en mi eterno andar mis pies y mi cuerpo se sienten como si estuvieran siendo abrazados por carbones encendidos. Mi destino es un eterno deambular. 

 

El padre Luis, incrédulo, le contesto que el no creía que el fuera aquel judío errante del que la tradición popular hablaba. 

 

El judío errante de mirada cansada y andar constante simplemente lo miro y le dijo. 

 

Se que tienen ustedes aquí en el claustro una estatua del judío errante,  acompáñame a verla. Ambos salieron hacia la bodega donde estaban las estatuas que no eran utilizadas en las procesiones religiosas y allí en la oscuridad se encontraba una figura de un judío errante que se había utilizado alguna vez y que nunca mas se había llevado a cuestas en las procesiones por los feligreses. 

 

La figura representaba a aquel hombre que con su vara de caminar y su sombrero recorría el mundo entero desde su condena por Jesus cristo. La figura Pálida y fría cobro vida cuando aquel hombre se acerco a ella y el padre Luis vio como aquel hombre le decía a la estatua. Me conoces tu. Y la estatua abriendo los ojos y cambiando de color decía. Eres tu Ahasverus. El mismo que negó a Jesus un vaso de agua. 

 

Ciertamente. Ese soy yo Desde los días en que Jerusalen presencio los suplicios de Jesús, no he cesado de andar y aun no estoy perdonado. Pero solo queda la esperanza. 

 

El Padre Luis ante aquel prodigio inexplicable de una estatua que hablaba cayo de rodillas pidiendo perdón por haber dud

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