274. Deja a los niños ser niños - a podcast by Sergio Catalán

from 2019-11-14T06:08:42

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fuente: Esteban Tapella











Este artículo es sólo una reflexión que quiero compartir con vosotros, únicamente compartir mi punto de vista. No intento llevar la razón ni querer imponer estas idea (no sé si son las buenas), simplemente que miremos un poco cómo más allá y nos demos cuenta de que lo que muchas veces decimos a nuestros hijos, lo hacemos por defecto. Y quizá, quién sabe, llegar a aprender de ellos.







Voy a analizar algunas de las frases tipo que puedes escuchar en cualquier parque:







No corras







Imagínate un niño de unos 6 años que pasa casi todo del día metido en casa viendo la tele y jugando con la tablet. Que lo único que corretea es en la hora del recreo del cole. De ahí que incluso se le note cierta torpeza a la hora de moverse (con 6 años y ya está empezando a oxidarse).







Un día al salir de clase, llega al parque y sale corriendo. Pues en cuanto echa a correr su madre le grita desde atrás: "¡No corras!"







Hago el apunte de que es una zona peatonal y no hay ningún peligro. Pero, ¿por qué no va a correr el crío? ¿qué problema hay? Si a tu hijo le nace echar a correr, ¿por qué le intentas matar ese impulso natural y espontáneo, de los pocos que le van quedando y que no le hace daño a nadie? No lo entiendo...







No corras, que sudas







La versión más casposa de esta frase, la que se lleva la palma, es la que tiene esta coletilla: "- ¡No corras, que sudas!"







Por fin encontramos el motivo. No corras, no sea que tu cuerpo transpire, haciendo una función natural y luego tu ropa cara de niño de foto de revista huela a sudor... En fin...







Te vas a caer







Quizá la primera razón por la que aprender a hacer un uso responsable de esta frase, sea que en el 99% de las veces un niño hace oídos sordos cuando le decimos aquello de "Te vas a caer". Así si sólo la decimos cuando hay un peligro serio quizá nos haga algo de caso.







Hay veces que un niño intenta ponerse a prueba realizando algo difícil para él, por ejemplo, intentando ir por un bordillo en el que te tiene que hacer equilibrio o cosas similares.







El conseguir ese pequeño reto aumentará la autoestima del niño y se sentirá más confiado y seguro. Si no le dejamos exponerse a pequeños peligros, desde mi punto de vista, le estamos cortando su capacidad de desarrollar su confianza.







Por otro lado, si se da un galletón, ya aprendido donde se encuentra el límite y sus consecuencias. Creo que a todos nos ha pasado, por mucho que te lo digan tienes que ser tú mismo el que se la dé :-)







Con esto me refiero a situaciones en las que el riesgo esté controlado. Obviamente ningún padre quiere que su hijo sufra un accidente o se despeñe.







Ponte los zapatos







Tengo una noticia sobrecogedora: Si andas descalzo por casa, aunque sea invierno, es posible que no te constipes.







Que tú tengas mucho frío en los pies no significa que otras personas, tus hijos incluidos, también tengan frío.







Es buenísimo para la salud de nuestros pies el estar descalzos por casa. Y esto es más importante aún cuando los pies se están desarrollando. No sólo lo digo yo, mira esta frase del especialista en ortopedia pediátrica Lynn T. Staheli:







El zapato no debe influir en un pie normal salvo para protegerlo del frío y las lesiones







Podemos entrar a hablar del calzado minimalista para niños para el exterior,

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