#36 El hambre, como eliminarla - a podcast by MDPA

from 2018-09-02T18:22:36

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El hambre, esa amenaza que gana fuerza cuando quieres hacer dieta, adelgazar, perder peso, eliminar grasa.... llámalo como quieras, pero con el mismo fin: encontrarte mejor física y emocionalmente.

Es el mayor enemigo con el que tendrás que enfrentarte al hacer dieta, hambre, apetito y a veces ni eso, sino la simple ansiedad emocional o ansiedad de dulce.

Esta ansiedad, puede hacer que comas sin que el hambre esté presente.

Actualmente hay una gran abundancia de “alimentos poco saludables", que están llenos de calorías vacías de azúcares y grasas pero con una palatabilidad espectacular (cualidad de ser grato al paladar un alimento).

Esta situación hace que sea difícil no caer en la tentación al abrir una nevera llena de estos alimentos, que además suelen ser más baratos que el resto de comida de verdad (hoy llamada popularmente realfooding).

En realidad para la mayoría de personas sería fácil controlar su peso sin contar las calorías, si me sigues y has leído o escuchado el artículo anterior CONTAR CALORÍAS, te preguntarás si no me estoy contradiciendo, ya que dije que para perder peso SI que hay que contar las calorías.

¿Por qué digo que sería fácil controlar nuestro peso sin contar las calorías?
En un mundo ideal (alimentariamente hablando) nuestro organismo haría su función y las hormonas del apetito y de la saciedad grelina y leptina, trabajarían para avisarnos que nos toca comer (la grelina) o que nuestro organismo ya tiene suficiente alimento (leptina).

La saciedad debería ser el proceso que nos tendría que hacer dejar de comer, pero sabemos que no es así, sobre todo con nuestros hijos, cuando ya no quieren más comida porque “ya no pueden más”, pero cuando han recogido el plato de la mesa, te piden un helado.

¿Que controla la saciedad?
La saciedad esta controlada por varios factores, como la falta de sueño (puede aumentar el apetito), la falta de ejercicio, o el exceso de azúcar, que pueden descontrolar el sistema hormonal, provocar picos de insulina y bajadas de azúcar en sangre, que nos vuelve a producir la sensación de hambre, al poco tiempo de haber comido.

Cuando los alimentos pasan por el intestino, se liberan una serie de señales hormonales que deberían ser suficientes para calmar nuestro apetito, pero qué pasa si esa microbiota (flora intestinal) no está en las mejores condiciones, debido al maltrato constante de comidas ultraprocesadas, bebidas azucaradas o edulcoradas, alcohol, etc…..

Y ya no hablemos del hambre emocional, aquella que de repente aparece al llegarte un olor determinado, o al ver un pastel en un escaparate, ese hambre que a pesar de haber comido hasta la saciedad, no te impide comerte ese helado de postre, que no te deja que al abrir una tableta de chocolate no pares hasta terminarla y que después genera culpa, vergüenza o tristeza.

Por eso los tipos de comidas más saciantes, como las ricas en fibra o altas en proteinas, y las más bajas en azúcares, o muchos suplementos que prometen el darte esa saciedad necesaria, no lo consiguen, pues si que es cierto que sacian el hambre física, pero no pueden con ese hambre emocional.

¿Cual es la solución entonces?
Pues es difícil dar una solución rápida y efectiva, si fuera fácil, no existiría prácticamente la obesidad y no aumentarían de forma exponencial los casos de sobrepeso y obesidad infantil así como la diabetes tipo II.

Mi propuesta es consumir alimentos de proximidad, con ello reducimos al máximo los ultra-procesados, y al mismo tiempo reducimos el azúcar oculto, mejorando así la flora intestinal.

Reducir totalmente el azúcar de mesa, sea blanca, integral o ecológica, y hacer ejercicio si es posible a diario, con lo que mejoraremos los niveles de glucosa en sangre y mejoraremos nuestro sistema hormonal pancreático.

Realizar una dieta equilibrada, con tus necesidades calóricas cubiertas y que incluya los alimentos que más te ayuden a conseguir la sensación de saciedad.

¿Y cómo controlo el hambre emocional?
Para lo más difícil, el hambre emocional, os puedo decir que desde que practico (y solo llevo 8 meses) el ayuno intermitente, la sensación de necesitar comer sin hambre, prácticamente ha desaparecido por completo (hablo de experiencia personal, no de estudios científicos contrastados).

También podemos ayudarnos de un psicólogo, pues creo que es muy complementario el trabajo de un dietista con el de un psicólogo, para casos en los que la voluntad personal no es suficiente.

En mi opinión, dejar de comer alimentos nocivos para nuestro organismo, es tan difícil como dejar de fumar, yo los pongo al mismo nivel de adicción.

Mas consejos como este en:
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